domingo, 19 de junio de 2011

Autodestrucción

Es un deseo masoquista sin fronteras ese de volver a sentir y quitarse la capa de escarcha que te hace insensible. El hecho de escucharte y oler tu esencia, el desearte como a nadie, el pensarte y el sentirte a kilómetros, es un peligro constante. Lo sé. Lo siento bajo la piel, hormigueando, el peligro, las lágrimas, la posibilidad de caer hecha trizas es siempre real y omnipresente. Lo fue también. Un presagio siempre cumplido, un presagio de muerte. Y de renacimiento, de uno cada vez más doloroso, cada vez menos libre, menos inocente. Una metamorfosis hacia la maldad del mundo y el lado oscuro de las cosas.

Marcarte para siempre es una buena opción, obligarte, doblegarte, que sufras conmigo. Pero aún no he llegado a ese nivel de maldad, de corrupción y de ansias homicidas y suicidas. El corazón, necio bailarín, danza al borde del precipicio a todo momento, disfrutando de la brisa que surge de la fosa que cae a pique metros y metros de alaridos.

Sufrirías conmigo? Lo dudo. El mundo te enseña a no confiar en que lo harán. En que mienten cuando lo dicen, en que mienten cuando lo hacen. Por eso, guárdate de decirme nada. Prefiero oler, ciegamente, el aroma de tu piel atrapado en mi ropa, y dejarlo así. Un paso más lleva al desastre. Un paso más me lleva al precipicio. Un paso más y me habré destruido. Otra vez. Para siempre.

2 comentarios:

  1. Linda... te amo con todo mi corazón. Estoy segura de que si hubiese sido hombre y nuestros caminos se hubiesen cruzado, estarías ahora siendo mi pareja. Loca declaración de amor.
    Es parte de las relaciones el caminar por senderos turbios y peligrosos, y sentir, también, pasto fresco y suave. Los sabores amargo y dulce siempre se van intercalando. Lo hermoso es, a pesar de esos momentos, superar los obstáculos, ya sea tomados de las manos, o sólos si así lo desean las circunstancias. Puedo decirte que en éste momento estoy saboreando amargura. Quizás se prolongue por mucho tiempo, quizás no. La duda siempre existirá, no necesariamente en el otro, sino que en ti. Es normal no saber qué hacer o qué querer. Las decisiones precipitadas llevan a acciones desastrosas, eso he aprendido muy bien. Quizás el mejor regalo que puedes haces es confiar, pero siempre con cuidado. Siempre, pero siempre en algún momento tendrás que sentir tu hermoso corazón cayendo al vació y quebrarse como cristal. Pero el amor es así, un juego, una enfermedad -como le digo yo- dolorosa, muy persuasiva, a veces engañadora, arriesgada. ¿No le da eso algo de emoción a la vida? A veces el caminar ciegamente y el dejarse llevar por el engaño verbal de un "te amo", nos puede ayudar a saltar escalones hacia arriba, a pesar de lo que eso pueda significar su precio en dolor.
    Por mi parte, no quiero hablar del tema particular, las noticias serán dadas cuando yo misma las sepa... Adelantarte, quizás, que necesitaré de usted con kilos de pañuelos y un oído ejercitado. Puede que esté pensando, esta vez muy seriamente, en tomar una decisión dolorosa... a corto plazo, a largo sé que será fructífera.
    Te amo.

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  2. Mi esposa:
    Sabes que es mutuo, y que siempre lo fue, nuestro amor descontrolado y apasionado. Siempre la amaré de mil formas diferentes, y en las buenas y en las malas, con lágrimas o sin ellas, nosotras vamos a seguir siendo la familia que formamos de una forma bastante atípica, por así decirlo. No te preocupes por que te falte el hombro, el oído, los pañuelos, los chocolates,lo que sea, porque contra viento y marea me quedo ahí al lado suyo. No tenga miedo. Sea la decisión que tome, que yo la respaldo hasta las últimas consecuencias. Un abrazo que le dure harto tiempo, el suficiente como para que volvamos a vernos por ahí.
    Te amo insanamente y con locura.

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