miércoles, 18 de mayo de 2011

Disappear


Desaparecer...

No lo dice, pero la constatación le duele. Se miran un segundo, silencio. Frases no dichas surcan la mente, pensamientos funestos, acallados. Razones, explicaciones, dudas, clamar por una excusa. Necesitar una excusa. La sangre bombea en los oídos, el latido ensordece al mundo. La tragedia en la que está inmerso el universo basto se detiene. Solo ellos sufren en su momento de catársis, solo son sus corazones los que se aferran a una última esperanza que morirá en el silencio de todo aquello que no fue dicho.

Duele.

Porque uno alza la mano, acaricia como si el tiempo no pasara, limpia unas lágrimas que no llegaron a salir. Un abrazo que corta el aliento, emociones contenidas, palabras tragadas. Una máscara de esperanza que ninguno de los dos siente. Una promesa, de que todo estará en orden cuando vuelva, cuando cumpla su cometido, estará con los brazos abiertos. Esperando. Como siempre, así lo quiso el orden del mundo. Unos esperan mientras otros parten, desaparecen.

La frente en alto. Eso pareciera que le quiere recordar. Está bien, murmura. Sabe que tiene miedo, pero que es fuerte. Y él lo intenta también, ser fuerte, por los dos. Es hora de irse. Es hora de desaparecer, de aprender a sobrevivir sin el otro a su lado. Sale por la puerta uno, sabiendo que al volver el otro hace tiempo que se habrá marchado. Para volver, quizá. Para morir, también. El pulso le late y acelera la motocicleta. Se aleja. Sabe que si mira atrás no podrá soportarlo.

Desaparecerá también. Y no es justo. Deben encontrarse al final, pase lo que pase.

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