martes, 19 de octubre de 2010

Cuando Draco Malfoy era el amor de mi vida



A veces miro atrás, a cuando era más pequeña. Una friki-o-algo en potencia que intentaba escribir medianamente bien (y sigo intentándolo). Tenía quince, y eso era un gran logro en cuanto a la coherencia de las bromas sobre "quinceañera enamorada". El yaoi era un mundo lejano y oculto, no lo conocía ni recuerdo haber tenido algun interés en conocerlo.
En ese momento, mis más grandes esfuerzos en cuanto a escritura eran más o menos así:
"Y él fue hacia ella y la besó. La abrazó y después la soltó porque se sintió culpable. Sí."
Y me alegra creer que ya he superado la etapa de narración tipo robot. Lamentablemente no guardo ningun esbozo de lo que escribía en ese tiempo, pero recuerdo que intenté muchas veces comenzar con una historia corta sin lograrlo, dejándolo a la mitad y comenzando algo nuevo. De eso poco sobrevivió, sólo lo que salvé de la basura y de mis arranques de frustración cuando rompía y a veces quemaba las cosas que no me gustaban.
Ahí me obsesioné con el terror, H. P. Lovecraft y tal. Y en ese mismo momento me di cuenta que no servía para ello. Fue entre irónico y gracioso notar que mi género favorito era, al mismo tiempo, el que más me costaba.
Por esa época, también, entré a fanfiction. No me hice cuenta, porque me daba un algo extraño pensar que era un mundo más allá de la realidad (aún lo pienso, pero con orgullo), pero aún así guardé varios links en mi viejo computador. En la plena época del furor adolescente leí mi primer fic (bueno, los anteriores eran de esos de fotolog que en la mayoría de los casos son desastrozos y cursis), y mis hormonas revoloteantes encontraron sosiego en el amor a pixeles y palabras. Ahí conocí a mi mentora, aunque ella no lo sepa: Dryadeh, y leí sus dos operas primas, antes de que abandonara el fandom que tantas alegrías me entregaría.
Recuerdo que, junto a una amiga, queríamos un Draco Malfoy. Uno que nos amara comelibros y todo, desarregladas y amantes de la lectura, inteligentes e independientes. Fueron tiempos lindos, esperar con ansias el siguiente capítulo, devorárnoslo, leer en clases...todo un mundo de maravillas para lo románticas que éramos.
Luego vino Edward Cullen. Considero esto como una época oscura en mi vida, ya que realmente creo que cambié a los hombres viriles por los frígidos durante un tiempo. Y acabé casi vomitando al leer Amanecer. Quizá un Edward menos afeminado y más vampiro sería mi hombre perfecto. Quizá si fuera un poco más "Draco"...
Recuerdo cuando entré a fanfiction. Me sentía como Carmela llegando a Santiago en La Pérgola de las Flores, mirando todo con los ojos como platos, pensando que jamás iba a encajar en un mundo tan ajeno y extraño. Me zambullí de lleno, a ojos cerrados y volcando todo aquello que había aprendido aunque no utilizado en todos mis años de ávida lectora. Y creo que he logrado algo, reafirmarme, mirar al frente y trazar con la mano algo temblorosa un esbozo de futuro. Quiero seguir escribiendo toda mi vida. Creo que toda mi vida quise escribir también.
Y ahora mirando por la ventana en esta casa que aún me huele a nueva a pesar de los años que llevo en ella, pienso en el pasado con una leve sonrisa, tan ligera que no se ve. No le veo el punto a el arrepentirse de lo que se hizo, siempre he pensado que hay que arrepentirse de lo que no se hizo. Amé muchas cosas que ya no me atraen, deseé muchas cosas que no merecía, o que no debía desear, y no me arrepiento de no haberlas tenido. Quizá qué hubiese pasado si las cosas se hubiesen dado de otra manera, si los prejuicios me hubiesen ganado esa tarde de verano cuando estaba triste y hundida.
Pero ya me estoy yendo del punto. Y aún amo a Draco Malfoy con todo mi corazón.
PD: la música no viene al caso realmente. Sólo me gusta =3= bleh

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